
Inmuebles de lujo en el campo
En el campo la suerte está en la entrada de la propiedad. El paisaje cambia con la diferentes estaciones del año y se vive la naturaleza de una manera mucho mas intensa. La típica finca de interior mallorquina ofrece mucho espacio para individualistas y para familias con niños. Para la relajada vida del Sur, se ocupan una gran piscina, varias terrazas y un jardín mediterráneo con varios rincones y zonas de descanso entre Palmeras, Almendros y Olivos.
En el centro de la Isla, pero también en el Oeste entre Santanyí y Artá, hay muchos pueblos pequeños, donde todavía perduran las tradiciones mallorquinas. Desde cualquiera de estos pueblos, siempre encontraremos una playa a 15 minutos en coche. Quien se interese por la vida en el campo, no tiene que prescindir en Mallorca de buenas infraestructuras. Cada zona, esta fácilmente conectada, o bien por la autopista o por autovía, al aeropuerto. Y el Mar en Mallorca nunca está lejos.

Por el momento, se han puesto de moda las fincas de interior con un flair mediterráneo muy relajado. Las fincas de interior con fachada de piedra, solo al apreciarlas dos o tres veces sabremos si se trata de una obra nueva o de una reforma. Muchos detalles se han mantenido y se han mejorado con manos artesanales y nuevas técnicas. Típico para las propiedades en el campo de Mallorca son las paredes de piedra seca, persianas de madera y detalles de piedras de Santanyí o Binissalem en los pórticos de las entradas y en las esquineras.
En el interior de las fincas de interior, sobresalen materiales nobles y mucho confort. En vez de cemento pulido son las baldosas mallorquinas las que nutren los suelos. Se utilizan sobre todo materiales naturales, como vigas de madera, puertas de madera, marcos de piedra natural y un trabajo artesanal. Apenas se percibe las instalaciones y equipamientos, como el suelo radiante, climatización ecológica y domótica.
De cada vez más, los compradores extranjeros no se pueden resistir a comprar propiedades con viñedos propios. A quien lo le guste tomar su propia cosecha, también puede probar la creciente variedad de vinos tintos y blancos que ofrece Mallorca, cada vez de mejor calidad. Los mejores caldos, se guardan en las propias bodegas en los sótanos, con los techos abovedados que hace perfecta la relación de esta bebida con fincas de interior.